sábado, 25 de octubre de 2008

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TEMA 2: II CONGRESO CENTROAMERICANO DE ARQUEOLOGIA EN EL SALVADOR

II CONGRESO CENTROAMERICANO DE ARQUEOLOGIA EN EL SALVADOR


LAS MONTAÑAS DEL NORTE Y SUS MANIFESTACIONES GRÁFICO RUPESTRES.
TEMPORADA 2007 PROYECTO ARTE RUPESTRE DE EL SALVADOR.


Marlon Escamilla R.
Departamento de Arqueología. CONCULTURA. El Salvador.
mvescamilla@yahoo.com



INTRODUCCION
El territorio que actualmente comprende la República de El Salvador, es una región que se caracteriza por la alta densidad de sitios arqueológicos que posee. En la actualidad, el Departamento de Arqueología del Consejo Nacional para la Cultura y el Arte CONCULTURA, cuenta con un inventario de aproximadamente 700 sitios arqueológicos, dentro de los cuales un significativo porcentaje pertenece a sitios con manifestaciones gráfico rupestres. Aunque las investigaciones realizadas acerca del arte rupestre de El Salvador han sido esporádicas, el país cuenta con un importante inventario de más de 60 sitios con presencia de manifestaciones gráfico-rupestres, entre pinturas y petrograbados, los cuales se ubican en las diferentes zonas geográficas en que se divide el país. Lamentablemente dicho inventario no cuenta con un registro especializado y exclusivo para sitios con motivos rupestres. En base a lo anterior, el Departamento de Arqueología de CONCULTURA se encuentra desarrollando el Proyecto Arte Rupestre de El Salvador, el cual tiene como finalidad el registro de sitios arqueológicos con manifestaciones gráfico rupestres en las diferentes regiones que conforma el territorio salvadoreño. Por vez primera se han implementado fichas de registro especializadas para sitios de arte rupestre, los cuales están siendo visitados e investigados; registrando aspectos como el tipo de sitio, características, técnicas y morfología de los motivos rupestres, abarcando petrograbados y pictogramas.

GEOGRAFIA: LOS SUELOS VOLCANICOS DE EL SALVADOR.
Ubicado en la costa Pacífica al extremo sureste del área cultural Mesoamericana, el territorio que actualmente se conoce como El Salvador, integra en sus 20,000 km2 de área, una historia geológica dominada por el vulcanismo. Con un número aproximado de 62 edificios volcánicos, el 90 % de las rocas superficiales del territorio salvadoreño son de origen volcánico (Blutstein, 1971), lo cual refleja una intensa actividad volcánica que causó destrucción e irónicamente beneficios a las diferentes culturas prehispánicas; ya que tomando en cuenta que una erupción violenta, en el mejor de los casos, es capaz de obligar a una comunidad a emigrar hacia nuevos rumbos, o en el peor de estos, puede llegar a causar vastas e inmensas pérdidas humanas y la destrucción de sus pertenencias y propiedades.
Sin embargo, después de una catástrofe volcánica se pueden evidenciar algunos beneficios con el transcurrir de los años; por ejemplo, la producción de suelos fértiles, la tierra se ve beneficiada enriqueciéndose de minerales y nutrientes, los cuales generan una flora y fauna muy variada. Otro beneficio es la formación de materiales como la obsidiana y la hematita, materiales valiosos para la creación de diversos instrumentos utilizados por las sociedades prehispánicas (Sheets, 1983). Por otro lado, brinda una extensa gama de rocas extrusivas o volcánicas, tales como: la riolita, la andesita, el basalto, la diocita, las tobas y los diferentes productos piroclásticos. Muchos de los anteriores materiales líticos, fueron utilizados por las diferentes sociedades prehispánicas como materia prima para la elaboración de diversos tipos de bienes culturales, como estelas, altares, columnas basálticas y esculturas en general. Así mismo, el material volcánico sirvió como soporte para que el ser humano expresara y plasmara sus diversas formas de ver el mundo a través del arte rupestre, representando aspectos culturales como su vida cotidiana, formas de sobrevivencia, cosmovisión, elementos y fenómenos naturales, prácticas rituales, en algunos casos asociadas a estados alterados de consciencia, entre otros. Estas manifestaciones gráfico-rupestres, fueron pintadas y grabadas por el ser humano, en la mayoría de ocasiones, en cuevas, abrigos rocosos, paredones y rocas superficiales.
La geomorfología del territorio salvadoreño se divide en 5 unidades topográficas: las montañas del norte, los valles internos, la cadena volcánica del cuaternario, el bloque de montañas costeras y la planicie costera (Williams, 1955).
Las montañas del norte, es la unidad topográfica que posee las rocas más antiguas de El Salvador, probablemente tan antiguas como el Cretácico o el Mesozoico (Wiesmann, 1975). El afloramiento rocoso en el área de Metapán, departamento de Santa Ana, ubicado al occidente del país, probablemente sea la fuente de muchas de las rocas metamórficas usadas como herramientas líticas en la parte central y occidental del territorio salvadoreño (Sheets, 1983).
La unidad topográfica que comprende los valles internos, se ubica paralela a las montañas del norte, justo en la parte sur. Esta unidad no es continua, siendo interrumpida por varios rasgos topográficos.
Uno de los más impresionantes rasgos geomorfológicos de El Salvador es la cadena volcánica del cuaternario, la cual está compuesta por varios complejos volcánicos, incluyendo el complejo volcánico de Santa Ana en el occidente, el de San Salvador y San Vicente en la parte central y el de San Miguel en el oriente.
El bloque de montañas costeras contiene los suelos mas erosionados, con rocas volcánicas remanentes del Plioceno con algunos flujos piroclásticos, siendo el mas joven de ellos la “Tierra Blanca Joven” o TBJ perteneciente a la erupción mas reciente del volcán Ilopango aproximadamente en el año 260+/- 114 d.C. (Sheets 1983). Sin embargo, nuevas investigaciones desarrolladas recientemente parecen indicar que el fechamiento mas indicado para la deposición de la TBJ fue durante la década de los años 20´s del siglo V, es decir entre los años 420~430 d.C. (Dull 2001).
Finalmente la planicie costera se compone de depósitos aluviales y piroclásticos, se caracteriza por ser uno de los suelos mas fértiles del país con un uso agrícola intensivo tanto en la actualidad como en tiempos prehispánicos (Sheets, 1983).
Las diferentes unidades topográficas del territorio salvadoreño, sirvieron de escenario paisajístico y de fuente de materia prima para las diversas manifestaciones gráfico-rupestres que desarrollaron las diferentes sociedades prehispánicas. Probablemente estas diferencias topográficas marcaron de igual forma diferencias estilísticas del arte rupestre y la connotación del uso de estos espacios.

ANTECEDENTES DE INVESTIGACIONES RUPESTRES EN EL SALVADOR.
La investigación del arte rupestre, ofrece la oportunidad de estudiar las diversas formas de comunicación, la expresión gráfica y las prácticas rituales, entre otros aspectos, del ser humano, quizás de una manera más cercana e intima que cualquier otro tipo de investigación arqueológica. El hablar de cercanía se refiere al vínculo extremadamente directo que existe entre la percepción e interpretación del investigador y el extenso universo de ideas y de formas de expresión del ser humano utilizadas al momento de plasmarlas sobre una superficie rocosa.
Esta característica, ubica al arte rupestre en una condición de dualidad. Por un lado el abordaje del sitio se puede tornar sencillo y por otro lado la interpretación y el análisis del arte rupestre están marcados por una enorme complejidad, generando en muchas ocasiones más preguntas que respuestas.
Lo anterior, probablemente, ha marcado el destino del arte rupestre en general, condenándolo a ser marginado, relegado y a veces hasta ignorado por los investigadores.
El Salvador no ha sido la excepción, aunque a lo largo de poco más de un siglo, las investigaciones arqueológicas casi en su totalidad han sido desarrolladas en sitios monumentales, existe un reducido numero de investigaciones que han abordado la problemática de los sitios con manifestaciones rupestres.
Los inicios de estos abordajes o primeros acercamientos, se remontan hacia finales del siglo XIX con los aportes de diferentes investigadores que se dedicaban a desarrollar importantes e interesantes reportes de sitios con arte rupestre. A continuación se presentan solamente algunas de las referencias más importantes de investigadores del arte rupestre salvadoreño.
Hacia finales del año 1888, el investigador Santiago Ignacio Barberena visita y describe la Gruta del Espíritu Santo localizada al oriente del país en Corinto, Morazán, siendo esta la referencia más temprana que existe acerca de un sitio con arte rupestre. Un año después publica un artículo sobre el sitio en el periódico “Los Debates”. Dieciséis años después, en 1905 Barberena nuevamente publica en el periódico “La Quincena” el artículo “Elevado Simbolismo de las manos dibujadas en la Gruta de Corinto en El Salvador” ampliando aún más la información sobre la Gruta (Barberena 1950).
En el año de 1913, el investigador Atilio Peccorini publica el artículo “Algunos datos sobre la arqueología de la República de El Salvador” en el cual brinda un panorama general de la arqueología de El Salvador de esa época y hace mención sobre una cueva ubicada en el departamento de Cabañas (Peccorini 1913).
El investigador Rodolfo Barón Castro, en 1942 publica el libro “La Población de El Salvador” en el cual menciona al sitio de arte rupestre Titihuapa, mostrando un particular interés por las manifestaciones gráfico rupestre (Barón Castro 1942).
Hacia la mitad del siglo recién pasado el investigador Remberto Galicia publica el artículo denominado “Petrograbados en una Gruta a Orilla del Río Torola” en el cual hace una referencia descriptiva del sitio “La Labranza” ubicado al oriente del país en Cacaopera, Morazán (Galicia 1950).
Durante la década de los años 50´s el arqueólogo de origen alemán Wolfgang Haberland del Museo Etnológico de Hamburgo, Alemania, desarrolla diversos estudios sobre el arte rupestre en El Salvador. En 1954 publica el artículo “Apuntes sobre Petrograbados en El Salvador” en el cual recopila información y datos científicos de diferentes sitios con arte rupestre. Los sitios estudiados por Haberland son: los petrograbados del Río Titihuapa en San Vicente, la Cueva del Toro en Usulután, los Pictograbados de Sigüenza en Cuscatlán, la Piedra de La Luna en Morazán, los petrograbados de la Cueva del Cerro El Carbón en Morazán y los Fierros de Guatajiagua en Morazán (Haberland 1954).
En el año de 1959 el investigador Tomás Fidias Jiménez, publica el artículo “Reflexiones sobre las inscripciones hundidas en el Lago de Güija” (Fidias Jiménez 1959).
La década de los años 60´s constituyó una intensa época de investigación del arte rupestre salvadoreño. El Museo Nacional “Dr. David J. Guzmán” desarrolló varios proyectos de investigación en diversos sitios entre los cuales se mencionan: los Petrograbados de Igualtepeque en Güija, Santa Ana, La Pintada en San José Villanueva y Piedra Herrada en Comasagua, ambos pertenecientes a La Libertad, los Petrograbados de Titihuapa en San Vicente, entre otros.
Para la década de los 90´s la arqueóloga francesa Elisenda Coladán, desarrolla dos proyectos de investigación del arte rupestre. En 1996 realiza un estudio preliminar denominado “Pinturas rupestres e industrias líticas lasqueadas del oriente de El Salvador. La Gruta del Espíritu Santo en Corinto y sus alrededores”. En 1998 Coladán desarrolla el proyecto “Nuevos datos sobre el arte rupestre de El Salvador” en el cual hace referencia y descripciones de varios sitios, entre ellos se puede mencionar: la Gruta del Espíritu Santo y La Cueva del Toro, ambos en Morazán, sitio La Pintada en San Vicente, sitio Piedra Labrada en Zacatecoluca, La Paz y la Cueva del Ermitaño en Chalatenango.
Para el año de 1999, el arqueólogo Marlon Escamilla del Departamento de Arqueología de CONCULTURA desarrolla una investigación de los Petrograbados del sitio Piedra Herrada ubicado en Comasagua, La Libertad, realizando un registro fotográfico y de calcos de los petrograbados (Escamilla 1999).
Durante el año 2005, la Misión Arqueológica Franco-Salvadoreña bajo la Coordinación del arqueólogo Sébastien Perrot-Minnot, desarrolla el proyecto de investigación denominado “Investigaciones Arqueológicas en la Zona de Titihuapa, departamentos de San Vicente y Cabañas” realizando un registro y levantamiento fotográfico de los petrograbados del sitio La Pintada en Titihuapa.
Durante el pasado mes de agosto del presente año, El Proyecto Arqueológico Cabañas 2007 dirigido por el Dr. Sébastien Perrott-Minnot en codirección con el Lic. Eric Gelliot desarrollaron investigaciones arqueológicas en el sitio Cueva de Los Fierros, ubicado en el departamento de Cabañas, en la cual ejecutaron excavaciones arqueológicas en dicha cueva.
Todas las investigaciones anteriores han aportado información valiosa acerca de sitios con arte rupestre, probablemente unas profundizan más que otras en la problemática rupestre, sin embargo, el inventario y el registro de los sitios, desde una perspectiva regional, no ha sido un aspecto abordado de una manera sistemática.
Finalmente el Proyecto Arte Rupestre de El Salvador (PARES), desde el año 2006 hasta la actualidad, se encuentra desarrollando un registro de sitios de arte rupestre a nivel nacional

METODOLOGIA DE INVESTIGACION.
El Proyecto Arte Rupestre de El Salvador, desarrollado por el Departamento de Arqueología de CONCULTURA con la colaboración de la Escuela de Antropología de la Universidad Tecnológica de El Salvador (UTEC), tiene por objetivo registrar de forma documental, geográfica, gráfica y visual la mayor muestra de sitios con arte rupestre en la región salvadoreña. Diseñar y aplicar un proceso metodológico apropiado y eficaz para el registro y estudio de los sitios, abordándolos desde una perspectiva científica. El equipo de investigación está conformado por un arqueólogo, cuatro estudiantes de la carrera de Arqueología y una estudiante de la carrera de Antropología. La necesidad de esta investigación se justifica ampliamente, considerando que no existe ningún otro estudio de este tipo, debido a que los diferentes enfoques que hasta hoy se conocen sobre la temática, se abordan de manera aislada, lo que no permite un conocimiento integral y específico del arte rupestre asociado a su contexto geomorfológico desde una perspectiva regional. Por otra parte, la investigación aportaría al conocimiento de la población sobre la riqueza cultural contenida en el arte rupestre y la urgente necesidad de valorar y proteger la herencia cultural de nuestros antepasados. La principal utilidad de la investigación radica en la creación de un banco de datos actualizado del patrimonio arqueológico con manifestaciones gráfico-rupestres de la región salvadoreña, información de carácter histórico, cultural, social y educativo de interés para la comunidad en general.
El estudio es de carácter exploratorio y descriptivo, considerando la observación a través de las visitas de campo, el registro y el análisis con apoyo de componentes científicos y tecnológicos especializados y el registro visual.
El procedimiento de la investigación se inició con una recopilación de referentes bibliográficos y la selección de sitios a visitar, ya que la muestra se encuentra dispersa en todo el territorio nacional, se partió de una escogitación inicial de los sitios asociados a una geomorfología específica. Actualmente la unidad topográfica en la que se está desarrollando el proyecto es la denominada como Montañas del Norte.
Posteriormente se trabajó en el diseño y preparación de la ficha de registro, para luego planificar las visitas de campo e iniciar con el registro y documentación de los sitios con arte rupestre. Actualmente, se están desarrollando aún visitas de campo tratando de cubrir la mayor cantidad posible de sitios, una vez finalizada la temporada de campo, en la mencionada unidad topográfica, se analizaran y sistematizaran los resultados, se clasificarán las imágenes para la elaboración de un catálogo, así mismo los datos son ingresados a una base de datos que se ha creado.

DISEÑO DE FICHA DE REGISTRO.
Actualmente el registro del Departamento de Arqueología de CONCULTURA cuenta con una ficha de registro única la cual es utilizada para sitios arqueológicos en general sin diferenciar la presencia o ausencia de manifestaciones gráfico- rupestre. En base a lo anterior, el Departamento de Arqueología implementó el diseño de una ficha de registro exclusiva para sitios con arte rupestre, la cual aporte la mayoría de datos necesarios y fundamentales para una interpretación científica y especializada de las manifestaciones gráfico rupestres tratando de abarcar aspectos técnicos que son esenciales en el registro, documentación, análisis e interpretación del arte rupestre. La ficha de registro está conformada por ocho secciones, cada una aborda una temática diferente. A continuación se describe brevemente las diferentes secciones que conforma la nueva ficha de registro:
IDENTIFICACIÓN Y LOCALIZACION. Esta sección incluye el nombre del sitio, el código del mismo, la persona quien lo registra y la fecha de la visita; así mismo abarca los principales datos necesarios para la ubicación del sitio o yacimiento, incluyendo la ubicación con puntos GPS (Sistema de Posicionamiento Global), la altitud a la que se encuentra y una descripción del acceso lo cual permite al investigador acceder más fácilmente al sitio, ya que la ubicación en una carta geográfica no siempre es suficiente.
CONTEXTO GEOGRÁFICO. Abarca una descripción detallada acerca de la geomorfología del entorno en el cual se encuentra localizado el sitio, así como el soporte o tipo de roca en la cual se encuentran plasmadas las manifestaciones gráfico rupestres, si existe el elemento agua asociado al sitio y finalmente el tipo de flora y fauna existente en la actualidad. El objetivo es brindar un panorama general de todo el entorno vinculado al sitio.
DESCRIPCION DEL SITIO. Desarrolla la descripción del aspecto general del sitio como el tipo de sitio, tipo de manifestación plasmada en la superficie rocosa, la orientación general del sitio y si existen materiales culturales asociados al yacimiento. El objetivo es clasificar o tipificar el sitio brindando información más específica y detallada del tipo de manifestación y no solamente englobarlo como sitio de arte rupestre como se ha realizado hasta la fecha.
CARACTERISTICAS DE LAS MANIFESTACIONES. TECNICAS. La presente sección describe las principales características de técnicas de elaboración de los motivos rupestres. Además del aspecto gráfico formal, los motivos rupestres presentan particularidades dadas por la técnica de elaboración. Los materiales y posibles instrumentos utilizados determinan nuevos elementos de juicio para pensar en los aspectos que homogenizan o diferencian una región de otra. Además esta información permite determinar aproximaciones técnico culturales en la ejecución de petrograbados o pictografías. MORFOLOGIA. Describe las principales características de formas plasmadas en los motivos rupestres, detallando no solamente el tipo de figura identificado, sino abarcando aspectos como la distribución de las manifestaciones rupestres, un estimado de la cantidad y un rango de las dimensiones de los motivos rupestres identificados. La descripción e interpretación de las manifestaciones ha sido uno de los grandes vacíos en las investigaciones rupestres, muy pocas veces se ha tratado de abordar esta temática. Esta información, al igual que la sección anterior, permite determinar aproximaciones comparativas de la morfología que homogenizan o diferencian una región de otra.
CONSERVACIÓN DEL SITIO. La conservación del sitio o yacimiento, también ha sido una temática poco analizada. Esta sección tiene como objetivo brindar una visión e interpretación integral del sitio, tratando de actualizar datos sobre el uso actual del sitio, la tenencia de la tierra donde se encuentra el yacimiento y los daños que presenta el sitio tanto por causas naturales como antropogénicas.
CONSIDERACIONES SOBRE TEMPORALIDAD. Uno de los aspectos más difíciles de lograr determinar en sitios con manifestaciones gráfico-rupestres es la época en que éstos fueron realizados. Sin embargo en base a la interpretación hecha en la visita de campo y los posibles materiales culturales asociados, aunque éstos no necesariamente sean representativos de una datación absoluta de los motivos rupestres, se tratará, en la medida que sea posible, de dar una ubicación cronológica aproximada del sitio.
INTERPRETACION DEL SITIO. En esta sección se intentará, en base a los datos obtenidos en campo, desarrollar una interpretación del sitio o yacimiento abarcando aspectos como el posible uso del sitio y la razón por la cual se plasmaron los motivos rupestres, a través de un análisis comparativo geográfico y cultural.
UBICACIÓN GRÁFICA DEL SITIO Y DE LAS MANIFESTACIONES. La ficha esta complementada con un registro visual de los motivos rupestres y con una ubicación en un mapa topográfico.

REGISTRO DE SITIOS CON MANIFESTACIONES GRAFICO-RUPESTRE
El Proyecto Arte Rupestre de El Salvador, hasta la fecha ha registrado más de 10 sitios con manifestaciones gráfico-rupestre. En la mayoría de los casos los sitios ya se encontraban previamente registrados, por lo tanto se realizó un trabajo de actualización de datos, aunque cabe mencionar que muchos de los sitios no poseían mayor información que el nombre, ubicación y una escueta descripción. Sin embargo, también se han registrado nuevos sitios de los cuales no existía referencia alguna. Durante las visitas de campo también se ha logrado constatar que muchos de los sitios previamente registrados presentan una errónea ubicación tanto en los mapas oficiales como en la fichas de registro, equivocación que en algunos casos llega a ser hasta de varios kilómetros. Por otro lado, se ha logrado corroborar que algunos sitios fueron registrados en el pasado como sitios con manifestaciones gráfico-rupestres cuando lo que presentan son formaciones rocosas naturales muchas veces asociadas a las populares interpretaciones locales como la “huella del diablo” o “patadas de caballo”. A continuación se presentan algunos ejemplos de sitios registrados por el proyecto, uno previamente registrado y otro sin referencia.

El primer sitio se denomina EL TABLON y está ubicado en el caserío El Tablón, Municipio de El Carrizal, Departamento de Chalatenango, a una altura de 880 msnm. La geomorfología de la zona está conformada por lomas. Este sitio no se encontraba registrado en el inventario de sitios arqueológicos del Departamento de Arqueología. El sitio está conformado por un afloramiento de rocas dispersas ubicadas sobre el borde de una pequeña loma que a su vez forma una especie de un pequeño cañón. La orientación general del sitio es hacia el N y está conformado por siete rocas volcánicas con muestras de petrograbados de regular tamaño que recorren aproximadamente sobre un eje E-W. El tipo de manifestaciones rupestres que presenta son grabados en su totalidad. El tipo de grabado que exhibe es inciso, bajo relieve y tipo afilador. La morfología de los grabados está compuesta por figuras antropomorfas de cuerpo completo, manos y cabezas, y figuras zoomorfas de monos. La morfología geométrica que exhibe está conformada por líneas rectas, rectángulos, curvas, puntos, cuadros, puntos y círculos. Así mismo presenta probablemente representaciones del sol. Con respecto a la conservación del sitio, el grado de destrucción que presenta es relativamente leve. Actualmente el uso del sitio es ganadero como potrero. Entre las acciones antropogénicas se observa la mancha de yeso o tiza dentro de las incisiones, fogatas, entre otras. Las acciones naturales que afectan a la conservación del sitio se lograron identificar la erosión del terreno donde se encuentran las rocas, hongos, microflora, entre otros. Acerca de la temporalidad del sitio y la interpretación del mismo, se necesita profundizar mucho más en las investigaciones. Lamentablemente en los alrededores del sitio no se logró identificar material cultural como fragmentos cerámicos o líticos. Se considera que la muestra fotográfica recolectada por el proyecto aún es muy escasa, ya que se tendría que visitar más sitios rupestres para poder desarrollar un estudio comparativo del estilo de las manifestaciones gráfico-rupestre con la finalidad de establecer un estudio interpretativo analizando el estilo y asociándolo a una determinada unidad topográfica.

El segundo sitio se denomina LAS CALERAS y está ubicado en el cantón Camulián, caserío Agua Zarca, Municipio de Metapán, Departamento de Santa Ana, a una altura de 650 msnm, específicamente en las riberas del río Lempa, la geomorfología de la zona está constituida por acantilados y lomas. Este sitio no se encontraba registrado en el inventario de sitios arqueológicos del Departamento de Arqueología. El sitio está conformado por una pared rocosa que forma parte de un pequeño acantilado en la ribera W del río Lempa. La orientación general del sitio es hacia el E. El tipo de manifestaciones rupestres que presenta son pinturas y grabados. La pintura que exhibe es delineada y monocroma predominando tonalidades rojizas. La morfología de las pinturas está compuesta por círculos concéntricos, puntos y líneas en zigzag, dentro de las formas destaca un motivo triangular dentro del cual presenta círculos concéntricos y puntos asociados. Así mismo exhibe tres figuras asociadas destacando una forma compuesta por tres líneas, la cual ha sido interpretada popularmente como el “El Cristo”. Por otro lado el sitio presenta grabados con morfología geométrica destacando espirales y diversos conjuntos de círculos concéntricos. En base a un conteo preliminar de las manifestaciones grafico rupestres, Las Caleras exhibe aproximadamente más de diez petrograbados, superando al número de pinturas ya que solamente se lograron registrar seis pinturas. Con respecto a la conservación del sitio, el grado de destrucción que presenta es agudo. Aunque el sitio se ubica en un lugar de difícil acceso, esto no ha impedido la destrucción por causas antropogénicas. El sitio exhibe grafitis hechos con carbón. Lamentablemente el sitio Las Caleras está ubicado en las riberas del río Lempa, específicamente en la zona en la cual se planifica construir la Presa El Cimarrón, por lo cual el sitio quedará sumergido destruyéndolo completamente. En base a lo anterior se ha planificado desarrollar un registro exhaustivo de las manifestaciones rupestres. Acerca de la temporalidad del sitio y la interpretación del mismo, se necesita profundizar mucho más en las investigaciones. Lamentablemente en los alrededores del sitio no se logró identificar material cultural como fragmentos cerámicos o líticos. Se considera que la muestra fotográfica recolectada por el proyecto aún es muy escasa, ya que se tendría que visitar más sitios rupestres para poder desarrollar un estudio comparativo del estilo de las manifestaciones gráfico-rupestre con la finalidad de establecer un estudio interpretativo analizando el estilo y asociándolo a una determinada unidad topográfica.

El tercer sitio se denomina PEÑA LA SIRICA y está ubicado en el cantón El Portillo, caserío Salmerón, Municipio de Nueva Esparta, Departamento de La Unión, a una altura de 610 msnm. La geomorfología de la zona está constituida por cerros y lomas. Este sitio no se encontraba registrado en el inventario de sitios arqueológicos del Departamento de Arqueología. El sitio está conformado por una pared rocosa que forma parte de un peñon que se encuentra coronando la parte superior de un cerro. La orientación general del sitio es hacia el N. El tipo de manifestaciones rupestres que presenta son pinturas. La pintura bícroma que exhibe es delineada y rellena registrando figuras pintadas en rojo y verde. La morfología de las pinturas está compuesta por figuras antropomorfas de cuerpo completo y figuras geométricas registrando líneas rectas, cuadros y círculos entre otros. En base a un conteo preliminar de las manifestaciones grafico rupestres, Peña La Sirica exhibe aproximadamente más de diez petrograbados, con medidas entre 50 y 100 cm. Con respecto a la conservación del sitio, el grado de destrucción que presenta es intermedio. El sitio exhibe exfoliación de sales, erosión y restos de microflora. Algunas de las acciones antropogénicas que afectan al sitio es la acumulación de rastrojo lo cual amenaza al sitio si este material se expone al fuego. Acerca de la temporalidad del sitio y la interpretación del mismo, se necesita profundizar mucho más en las investigaciones. Lamentablemente en los alrededores del sitio no se logró identificar material cultural como fragmentos cerámicos o líticos. Sin embargo, una de las manifestaciones rupestres del sitio, específicamente una figura antropomorfa, es muy similar a las figuras registradas en la Gruta del Espíritu Santo, ubicada en Corinto, Morazán a una distancia en línea recta de 10 km aproximadamente. Lo cual podría indicar la posibilidad que ambos sitios pudieran ser contemporáneos.

El cuarto sitio se denomina CUEVA DEL ERMITAÑO y está ubicado en el cantón El Ocotal, caserío El Manzano, Municipio de Dulce Nombre de María, Departamento de Chalatenango, a una altura de 990 msnm. La geomorfología de la zona está constituida por cordilleras. Este sitio fue registrado por Longyear en la década de los 40´s (Longyear 1944). El sitio está conformado por un pequeño abrigo rocoso de ignimbrita. La orientación general del sitio es hacia el SE. El tipo de manifestaciones rupestres que presenta son pinturas. Probablemente para plasmar la pintura utilizaron algún tipo de instrumento y así mismo una técnica dactilar. La pintura polícroma que exhibe es delineada, rellena y negativa registrando figuras pintadas en rojo, verde, ocre y naranja. La morfología de las pinturas está compuesta, casi en su totalidad, por manos en negativo. Durante la visita se lograron registrar 15 manos, 10 derechas y 5 izquierdas, todas en negativo, así mismo se logró identificar 3 conjuntos de pares de manos. Lo anterior constituye la mayor concentración de manos registrada en un sitio de arte rupestre en El Salvador. Así mismo se registraron figuras zoomorfas de felinos y caninos y figuras geométricas registrando líneas rectas, rectángulos, grecas, curvas y cuadros. Se registraron en su totalidad mas de 20 pinturas. Con respecto a la conservación del sitio, el grado de destrucción que presenta es agudo. La destrucción por causas naturales, el sitio exhibe exfoliación de sales, erosión, presencia de colmenas y murciélagos. Dentro de los daños por causas antropogénicas se registran grafitis, fogatas para la extracción de miel, capa de hollín causado por el fuego. Acerca de la temporalidad del sitio y la interpretación del mismo, se necesita profundizar mucho más en las investigaciones. Lamentablemente en los alrededores del sitio no se logró identificar material cultural como fragmentos cerámicos o líticos. Se considera que la muestra fotográfica recolectada por el proyecto aún es muy escasa, ya que se tendría que visitar más sitios rupestres para poder desarrollar un estudio comparativo del estilo de las manifestaciones gráfico-rupestre con la finalidad de establecer un estudio interpretativo analizando el estilo y asociándolo a una determinada unidad topográfica.

CONSIDERACIONES FINALES
El arte rupestre es una manifestación exclusiva del ser humano, la cual fue plasmada sobre una superficie rocosa por diversas razones, posiblemente causadas por necesidades o patrones conductuales innatos al ser humano o por sustancias que provocaron estados alterados de consciencia, o probablemente nos encontramos aún lejos de conocer la razón que provocó, en cierto tiempo, la necesidad del ser humano por expresar de una manera gráfica su relación con la naturaleza y con su condición social. El estudio del Arte Rupestre permite una reconstrucción de aquellas tempranas sociedades que encontraron la necesidad de modificar superficies rocosas con motivos que expresan lo cotidiano y lo divino. El registro arqueológico del patrimonio grabado y pintado en piedra, pretende establecer la base o plataforma científica de inicio de múltiples investigaciones futuras, con el objetivo de desarrollar investigaciones científicas desde una perspectiva multidisciplinaria e interinstitucional para lograr obtener un abordaje integral de los sitios rupestres. En este contexto, el Proyecto Arqueológico Arte Rupestre de El Salvador propone que la metodología de investigación para un sitio con arte rupestre o la forma de abordaje del mismo, debe de ser planificada bajo una visión interdisciplinaria que permita obtener interpretaciones con diferentes puntos de vista con el objetivo final de minimizar la complejidad del estudio de este fenómeno llamado Arte Rupestre.









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1984 The Prehistory of El Salvador: An Interpretative Summary. En The Archaeology of Lower Central América. F. Lange y D. Stone editores. University of New México Press, Alburquerque.

TEMA 1: LA EXCAVACION ARQUEOLOGICA.


Selección de lecturas

Licenciatura: Historia
Asignatura: Técnica y Tendencias en Arqueología
Profesor: Dr. E. García Vargas
Departamento: Prehistoria y Arqueología

LA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA

Ph. Barker, Techniques of Archaeological Excavation, Londres, 1977


(p. 11) La excavación recupera de la tierra evidencia arqueológica que no puede obtenerse de ninguna otra forma. El subsuelo es un documento histórico que, al igual que los que se hallan escritos, debe descifrarse, traducirse e interpretarse antes de que pueda ser usado. Para los dilatados períodos prehistóricos de la historia humana, la excavación es casi la única fuente de información y en los períodos protohistóricos e históricos proporciona información allá donde las fuentes escritas son inexistentes o han desaparecido. Cuanto más refinemos nuestros métodos y técnicas, más válidas serán las interpretaciones que obtengamos de nuestros resultados.
(...)
Todo nuestro paisaje, urbano y rural, es un vasto documento histórico. En su superficie se ha acumulado una constante multitud de cientos o miles de pequeñas acciones de cambio, tanto naturales como humanas. El propósito de la excavación es muestrear la secuencia y el efecto de esos cambios de la superficie en un lugar concreto. Tales muestras serán, inevitablemente, siempre muy pequeñas, ya que incluso la mayor excavación no abarca más que una pequeña fracción del paisaje en estudio. El lugar escogido debe ser teóricamente el que prometa arrojar el máximo de información sobre las (p. 12) cuestiones que nos interesan: períodos de ocupación, tipos de estructura, prácticas funerarias, unidades sociales, información medioambiental sobre el pasado, o, afortunadamente, todas las anteriores y algunas más acerca del lugar.
Cada yacimiento arqueológico es en sí mismo un documento. Puede ser leído por un excavador entrenado, pero resulta destruido por el mismo proceso de lectura. A diferencia del estudio de un documento antiguo, el estudio mediante excavación de un yacimiento es una experiencia irrepetible. En casi ninguna otra disciplina científica, con excepción del estudio del individuo humano y otros animales, es imposible comprobar o falsear la validez de un experimento mediante el procedimiento de repetirlo y observar sus resultados. Dado que no hay dos yacimientos arqueológicos iguales, ni en conjunto ni en los detalles, nunca es posible verificar de forma concluyente los resultados de una excavación con otra, ni siquiera en el mismo yacimiento, excepto a grandes rasgos, y a veces, tampoco así.
En el caso de una excavación urbana, puede ser practicable confirmar una secuencia defensiva o la estratigrafía general presente en un lugar mediante la excavación de otro muy cercano, del mismo modo que puede ser factible, en un lugar donde una secuencia de edificios de piedra ha sido conservada tras la excavación, reexaminar la evidencia como se hace con un documento escrito. Pero generalmente, la excavación es destrucción, y a menudo destrucción total.
Nuestra responsabilidad es, pues, muy grande. Si nos equivocamos al leer nuestros documentos, dado que los destruimos, la evidencia primaria que aportamos a aquellos interesados en el pasado puede ser errónea, y quienes nos sigan pueden equivocarse sin tener manera de ser conscientes de ello.
El trabajo del arqueólogo excavador es producir nueva evidencia desprovista en lo posible de distorsiones subjetivas y ponerla rápidamente a disposición de otros especialistas de una forma que ellos puedan usar con confianza en su propia investigación. Esto, sin embargo, no basta. Hay cada vez más gente con un interés muy cualificado por el pasado. Los resultados de la excavación arqueológica y su integración en la historia local, nacional y continental pueden presentarse a estas personas de formas diferentes, pero igualmente válidas, como montajes museísticos libros de síntesis, conferencias y programas de televisión y radio.
La evidencia desenterrada por una excavación y las deducciones razonadas que pueden obtenerse de ella usando la evidencia complementaria de otras fuentes, documentales, lingüísticas, científicas, epigráficas o de cualquier otro tipo, nos permite, gracias a la imaginación, reconstruir panoramas fragmentarios del pasado, como clips de una película muda mal proyectada.
Poco a poco vamos construyendo una versión más completa y de más calidad de la película. Nunca la completaremos, y como cualquier película estará siempre sometida a las distorsiones que introducen el montaje y la edición, así como el punto de vista no sólo del director, sino también de la audiencia.
Nuestra misión es disminuir las distorsiones, enfocar las imágenes borrosas y discernir las trayectorias convergentes que a lo largo de los últimos cincuenta milenios nos han conducido al punto en el que yo escribo, y tú lees, este libro.
(...)

(p. 53) (...) No creo que yacimientos y monumentos de períodos diferentes requieran técnicas de excavación diferentes. Una cabaña de la Edad del Bronce puede excavarse con exactamente las mismas técnicas que una gran casa medieval, una villa romana con los mismos métodos que un caserón feudal medieval.
Ni creo que que la función de un edificio o lugar determine la manera de excavarlo. Un templo no ha de excavarse de forma diferente a un palacio, un castillo no debe excavarse de forma diferente a una mina de plomo (...) deben excavarse del mismo modo, independientemente del tipo de yacimiento.


V. M. Fernández Martínez, Teoría y método de la Arqueología, Madrid, 1991 (2ª reimp.).


(...) (p. 60) A pesar de la importancia cada vez mayor de los métodos de exploración no destructivos (...) la excavación sigue siendo el método principal de la Arqueología, ya que es el que permite recoger mayor información sobre un yacimiento. Como los restos están en su mayoría enterrados, resulta lógico pensar que para llegar a ellos no hay más remedio que desenterrarlos. Y la excavación no es más que eso: quitar la tierra que cubre los objetos y estructuras abandonados por el hombre en tiempos pasados. Los objetos serán llevados a otra parte, para su restauración, análisis y exposición pública, y las estructuras serán consolidadas, si es necesario y existen medios para ello, para su exhibición permanente o bien cubiertas de nuevo por tierra para evitar su destrucción posterior. El problema es que existen muchas maneras de desenterrar restos arqueológicos y cada vez cuesta más hacerlo adecuadamente. No se trata únicamente de sacar cosas de bajo la tierra, sino de registrar, dejar constancia escrita y gráfica de todo lo que aparece, de forma que luego se puedan estudiar las relaciones de cada objeto con los demás y con las estructuras. Casi como si después de la excavación quisiéramos reconstruir lo que hemos destruido, volver a poner cada cosa en su lugar original.
Porque, como se ha dicho tantas veces, excavar es destruir y todo lo que no se registre está perdido para siempre. Al contrario que una fuente escrita, un texto que se puede leer tantas veces como se quiera, las “páginas” arqueológicas (los niveles de un yacimiento) sólo se pueden leer una vez. Por eso son tan importantes la máxima observación y minuciosidad, y tan funestos la rapidez y el descuido. Un objeto extraído de un yacimiento sin el cuidado debido, es como si se hubiera robado; puede ser muy bello o poseer algún otro valor, pero es arqueológicamente inútil puesto que apenas nos informa sobre el momento, lugar y situación en los que fue fabricado y usado. De todo esto se deduce que la tarea de la excavación no puede ser encomendada a cualquiera, que hace falta poseer una formación específica, sólo adquirida durante el trabajo práctico, para realizarla (...)


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